11 de abril: Día Mundial del Parkinson

Como cada 11 de abril, se conmemora el Día Mundial del Parkinson, enfermedad neurodegenerativa que en la actualidad tienen aproximadamente 10 millones de personas en el mundo y 6.000 en Uruguay.

Los avances que se han producido en los últimos años han permitido una ralentización en su evolución, mediante el desarrollo de fármacos, tratamiento quirúrgico y otras terapias.

Para saber más al respecto, hablamos con el Dr. Andrés Boero, Neurólogo de Cosem y Profesor Adjunto del Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas – UdelaR.

Imagen extraída de: worldkidneyday.org

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

Es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, que se diagnostica generalmente en la práctica clínica. La misma afecta principalmente a un grupo de neuronas localizadas en el tronco cerebral, que producen un neurotransmisor denominado dopamina. La falta de este neurotransmisor en el cerebro genera el principal síntoma de esta enfermedad: la alteración en el movimiento. También se ven afectadas neuronas en otras partes del cerebro, que generan los síntomas no motores de la enfermedad.


¿Cuál es la causa?

El riesgo de padecer Parkinson aumenta con la edad (el envejecimiento es el principal factor de riesgo). Habitualmente por encima de 60-70 años, aunque en muchas oportunidades se establece el diagnóstico en edades más tempranas. Existe una cierta predisposición genética y se han planteado varios factores ambientales que podrían estar vinculados con el desarrollo del proceso neurodegenerativo.


¿Cuáles son los síntomas?

Hay 4 síntomas considerados cardinales: temblor, bradicinesia, rigidez y alteración de los reflejos posturales, siendo los 3 primeros los más importantes al inicio de la enfermedad.


Temblor

Es característicamente un temblor de reposo, se pone de manifiesto cuando el cuerpo está sin acción de gravedad y sin movimiento voluntario. Al inicio suele ser intermitente, habitualmente comienza en una mano y con el paso del tiempo se extiende a otras partes del cuerpo.


Brandicinesia

Se refiere a un enlentecimiento global del movimiento, que puede interferir con la destreza manual (abrochar botones, manejo de mouse, escribir, etc.). También puede generar dificultades para levantarse de una silla o girar en la cama, alterar la marcha (que se hace a pasos más pequeños) y provocar dificultades en los giros, percibiéndose sensación de inestabilidad.


Rigidez

La rigidez es un aumento en la resistencia a la movilización pasiva de una articulación. Se detecta sobre todo en el examen clínico, pero también colabora con la dificultad global del movimiento del paciente.


Alteración de reflejos posturales:

Suele aparecer en estadíos más avanzados de la enfermedad, y se refiere a una cierta sensación de inestabilidad e incapacidad para prevenir caídas.


Otras alteraciones motoras características:

  • Inexpresividad facial
  • Dificultad en el habla
  • Dificultad para tragar
  • Aumento de la salivación
  • Postura corporal flexa
  • Marcha sin balancear los brazos

Síntomas y signos no motores

Además de las alteraciones del movimiento, también pueden surgir fenómenos no motores vinculados con la degeneración de sistemas no dopaminérgicos. Por ejemplo:

  • Ansiedad o depresión,
  • Apatía
  • Trastornos del sueño
  • Alucinaciones y deterioro cognitivo
  • Fatiga y cansancio corporal
  • Pérdida del olfato
  • Estreñimiento
  • Hipotensión arterial

¿Cómo se establece el diagnóstico?

El diagnóstico del Parkinson es básicamente clínico. Los síntomas que tiene el paciente, junto con un examen clínico que corrobore las alteraciones referidas previamente, son la base para establecer el diagnóstico. Una adecuada respuesta en el paciente al tratamiento aplicado también reafirma que el diagnóstico es el correcto. Los estudios de laboratorio y la neuroimagen no aportan elementos confirmatorios, aunque habitualmente se solicita una neuroimagen (tomografía o resonancia) para excluir algunos diagnósticos no habituales de patologías que puedan simular la enfermedad. En casos clínicos seleccionados en los cuales se planteen dudas clínicas, hay métodos de medicina nuclear como el SPECT o el PET que pueden corroborar el diagnóstico.


¿Cómo se trata el Parkinson?

El abordaje terapéutico debe ser enfocado con un equipo multidisciplinario y deben considerarse tanto los síntomas y signos motores como los no motores. Desde el punto de vista motor es razonable iniciar el tratamiento cuando los síntomas interfieren con el funcionamiento y calidad de vida del paciente. Se utilizan los fármacos denominados dopaminérgicos, que incluyen la propia l-dopa (altamente eficaz), pero también otros fármacos como los agonistas dopaminérgicos (en nuestro medio el más utilizado es el pramipexol), inhibidores enzimáticos (selegilina, rasagilina) y la amantadina. En algunos pacientes se indican anticolinérgicos. Actualmente, ninguno de estos grupos farmacológicos es considerado como modificador de la evolución de la enfermedad. Como se menciona anteriormente, hay otros síntomas y signos que deben ser abordados y manejados desde el inicio, a veces con interconsultas a otros especialistas (psiquiatría, fisiatría, fonoaudiología, etc.). Para pacientes con enfermedad avanzada y dificultades en su manejo desde el punto de vista farmacológico, existen opciones quirúrgicas de tratamiento, como la colocación de dispositivos intracerebrales (deep brain stimulators). En estos casos se realiza la interconsulta con el equipo de Neurocirugía.


×
Entrada no válida
Entrada no válida
Entrada no válida
Entrada no válida
Entrada no válida

¡Gracias por tu tiempo!

COSEM IAMPP utiliza cookies propias y de terceros para mejorar sus servicios y facilitar el uso del sitio web a través del análisis del número y frecuencia de visitas. Para aceptar su uso, puede cliquear en Aceptar o continuar navegando. Para cambiar la configuración u obtener más información sobre el uso de cookies y sus derechos acceda a nuestra Política de Cookies.